Hemos hablado hasta la saciedad de la importancia de ser optimista. Que si el mejor truco de belleza es ser feliz porque las endorfinas que se generan cuando lo somos son capaces de activar los fibroblastos y frenar en parte el proceso de envejecimiento… Que si es mejor tomarse las cosas con filosofĂa y tranquilidad porque elestrĂ©s está estrechamente relacionado con el envejecimiento prematuro de la piel porque deteriora el sistema inmune…Que si…
Cuando ya estaba más que convencida de las conclusiones que arrojan los estudios que avalan todas estas afirmaciones, ahora resulta que, según una nueva investigación, ser demasiado optimista puede ser perjudicial a la hora de perder peso. Me explico. Según un estudio elaborado por la Universidad de Doshisha, en Japón, el exceso de optimismo puede implicar una reacción en cadena: frustración al no conseguir los resultados esperados y, por tanto, un abandono de la dieta. Al parecer, entre los más de cien pacientes cuyo comportamiento se observó durante seis meses, precisamente aquellos que empezaron con buen humor, fueron los queperdieron menos peso.
Sin embargo, a pesar de estas afirmaciones –los doctores que han intervenido en el estudio recomiendan el autocontrol para conseguir una pĂ©rdida de peso continuada en el tiempo y fijarse unas metas reales a la hora de iniciar una dieta- yo prefiero seguir pensando que siempre es mejor tener una actitud positiva ante la vida. Y realista porque, al fin y al cabo, la perfecciĂłn no existe y precisamente en eso reside nuestro encanto.
Porque las arrugas y las curvas son bellas, muy bellas. Por eso, me gusta especialmente que mujeres tan influyentes en cuestiones de estilo como Diane Von Furstenberg y Scarlett Johansson hayan hecho recientemente un alegato en favor de la naturalidad. La diseñadora, por ejemplo, ha afirmado a la revista Harper´s Bazaar, algo tan evidente como “es mejor ser tĂş misma. Intentar mantener un cuerpo joven es muy difĂcil”. Y añade: “Me encantan las mujeres con arrugas”.
Scarlett, por su parte, acaba de convertirse en portada del nuevo nĂşmero de la ediciĂłn norteamericana de la revista Glamour y ha hablado mucho sobre belleza y sobre sus curvas. “Me gusta estar bien, obviamente, pero no me siento en la obligaciĂłn de tener que ceñirme a un peso especĂfico. No me apetece tener que ajustarme a un cuerpo que no es el mĂo. Tengo la figura que tengo e intento mantenerla”. Precisamente por eso, la actriz no quiere ni oĂr hablar de las dietas milagro y mucho menos que se especule con la posibilidad de que ella haya recurrido a alguna de ellas. Y es que, si Ăşltimamente ha lucido una figura más esbelta para interpretar a Natasha Romanoff en la segunda parte de Iron Man, no ha sido para enfundarse sin problemas el traje de látex, sino para poner a punto su forma fĂsica. “He entrenado mucho, he comido de forma saludable y me he sentido bien, pero no me gusta ese rumor que corre de que he perdido 6 kilos. Nunca podrĂa perderlos. Odio esos artĂculos ridĂculos en los que se invita a la gente a perder peso”. AhĂ queda eso. Ni dietas milagro, ni procedimientos milagrosos para borrar las arrugas de un plumazo. Nos quedamos con una actitud positiva y con un truco tan manido como efectivo: ser feliz.
by VOGUE
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